Acaba de irse y ya todos lo echan de
menos. Nuestro Padre Jesús no tiene Cirineo que le ayude con la
cruz. Llevar a cuestas los problemas del mundo no es fácil. Pesan
mucho todas las dificultades por las que pasa la humanidad. Quizás
nuestro Jesucristo necesitaba a Adrián cerca para que le diera
consejos como hacía con vosotros. Como aquel Cirineo que en el
camino al Calvario se ofreció para llevar unos metros el pesado
madero en el vía crucis. Adrián habría sido el primero en
ofrecerse a nuestro padre para ayudarle en aquel difícil momento.
Ahora lo hará cerca pues las buenas personas tienen un sitio
preferente en el cielo. No busquemos explicaciones. Se ha ido joven
pero con el tiempo suficiente para sembrar mucho.
No ha pasado por el
mundo sin pena ni gloria. De nada sirve vivir cien años y que nadie
te recuerde después. En El Burgo pasarán cien años y todavía se
hablará de Adrián. Ha llenado de sentido todas las frases hechas
que se puedan escuchar. Vivir plenamente y dándose a los demás. Ser
amigo de sus amigos y llevar las enseñanzas de Nuestro Padre Jesús
a la práctica.
Como decía el poeta, nuestras vidas son los ríos
que
van a parar a la mar que es el morir. Un río corto el de Adrián
pero con mucha agua, como nuestro río Turón, corto pero que nos da
mucha vida. Agua que pasa pero que no termina para que nunca tengamos
sed.
Sirva esta entrada como un pequeño homenaje a Adrián desde la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno a la que estaba tan unido.